domingo, 14 de agosto de 2016

Nadie hace un bien, ni siquiera uno (lo crea o no, o se suba en un pedestal de mentiras o de apariencias o no), si al mismo tiempo pisotea a la razón (aun a la ética como parte de ella) o al que la demuestra,  sí, por muy abrigado ése que esté de un poder o de otro, de recursos de mediación o no, o de  recursos de una o de otra  imposición de sinrazón.

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