El que no sabe valorar (con criterios únicamente ético-racionales) siempre, absolutamente siempre, destruye y también mata como consecuencia.
El saber valorar es una capacidad volitiva (a voluntad es un buscar o un abrirse a conocimientos ético-racionales para, luego, compensar las acciones que se han hecho con ellos) en la cual la conciencia es primordial y constante (sí, no ha de abandonarse por obsesiones de egolatría o de corporativismo porque, distorsionadamente, prevalezca un valorar interesado).
El saber valorar es una capacidad volitiva (a voluntad es un buscar o un abrirse a conocimientos ético-racionales para, luego, compensar las acciones que se han hecho con ellos) en la cual la conciencia es primordial y constante (sí, no ha de abandonarse por obsesiones de egolatría o de corporativismo porque, distorsionadamente, prevalezca un valorar interesado).
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