lunes, 13 de marzo de 2017

Nunca utilices a una enfermedad, a niños, a halagos serviles, a costumbres, a corporativismos o a ornamentos-apariencias para que sea válido el bien, pues el bien se vale por sí mismo. Por igual, nunca utilices a una enfermedad, a niños, a protagonismos mediáticos, a halagos serviles, a costumbres, a corporativismos o a ornamentos-apariencias-formas para que sea válida la razón, pues la razón se vale por sí misma. Y por igual, nunca utilices a una enfermedad, a niños, a halagos serviles, a costumbres, a corporativismos, a poderes o a ornamentos-apariencias para que sea válida la realidad, pues la realidad se vale por sí misma.

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