martes, 20 de junio de 2017

El bien jamás, infinitamente jamás, en racionalidad-equilibrio-luz, empieza con la concordia o con la aceptación del error-mal para que sirva como bien, sí, eso es la perversidad  del pillo regalando por ahí azúcar envenenado. Puesto que la concordia solo existe una vez que existe honesta responsabilidad, conciencia y capacidad de reconocer cualquier razón o sinrazón. O sea, la concordia (junto a la paz o a la armonía) es el tejado protector, el resultado que evidencia o confirma ya los hechos (acciones) correctos de esos intelectuales españoles que presumen a boca llena "ética" o que van cagándola para ganar premios.

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